MÁXIMO FREIRE
Mi historia
Yo vengo pescando desde que todavía no salía de la escuela. Tengo 80 años. Allá en la predial, en San Cristóbal, había un muelle grande e íbamos con otros muchachos a coger unos ojones. Cogíamos unos 60, 70 ojones. Vendíamos en el puerto, cambiábamos con verde, con yuca.
Siempre me ha gustado trabajar.
Nací y crecí en Isabela. Luego me casé y decidimos venir acá con mi esposa en octubre de 1978. Mi primer trabajo fue de pescador. Trabajá en los barcos langosteros. En un panguita de los marinos, en remo. Iba a pescar en las orillas. Salaba el pescado para vender a los barcos que venían con mercadería aquí a la orilla del pueblo. Pescaba bacalo, camotillo, cabrilla, todos esos pescados de fondo.
Floreana es bueno para pescar. Acá vienen las lanchas de San Cristóbal, de Santa Cruz. La isla es rica en pescado. Es por las corrientes que arrastran cardúmenes. Yo sigo pescando, tres veces a la semana. Bien por la mañana es mejor. Cogemos albacora, wahoo. La peleada con el pescado es lo que más me gusta: el pescado quiere ir para acá y uno quiera para allá.
5:30 AM ya estoy en pie. Es la costumbre. Riego las plantitas que tengo, doy de comer a la gatita. En mi huerto tengo Hierba Luisa, Hierbabuena. Tengo orégano, maracuyá, y ha nacido recién un papaya. Hay tomates también.
Lo que más me gusta de Floreana es la tranquilidad. Es sumamente tranquilo, uno no se preocupa de nada. Se puede dormir con las puertas abiertas. Mi lugar favorito es La Lobería, porque tiene en la parte de atrás una vegetación fantástica. Es como un colchón de una plantación de un color rojo, verdoso, medio moradito. Siempre recomiendo a quienes vienen que vean ese sitio. Es hermoso.
Esta isla es conocida como la bella y gentil, porque todas las personas de acá tenemos los brazos abiertos para recibir a todos los que vienen. Esta isla es única.